Parece poco discutible que nuestra especie ha ido progresivamente mejorando las condiciones de vida. Es cierto que no podemos generalizar burdamente, pero, al menos, los que hemos tenido la suerte de nacer en este cogollito privilegiado del mundo, no nos vemos en la obligación de enfrentarnos a situaciones donde nuestra subsistencia esté amenazada continuamente o nuestras necesidades básicas sin cubrir.
¿Por qué, entonces, nos resulta tan familiar esa experiencia-estado de excitación, tensión, sobresalto, como si realmente nada hubiese cambiado y una amenaza constante se cerniese sobre nuestras cabezas y no encontrásemos la manera de hacerle frente?
Sin intención de simplificaciones engañosas podíamos decir que hemos creado un estilo de vida que afrontamos con aplicaciones diseñadas para circunstancias distintas y nuestros recursos , sobradamente solventes en nuestro proceso evolutivo, nos están solicitando una urgente puesta al día.
Como
nuestro cuerpo y nuestra mente – en esencia, nuestro ser completo-
experimentan ese desajuste, lanzan señales suficientemente claras (
síntomas)
para que tomemos las oportunas medidas. La negligencia y el abandono
se pagan con desrtrozos más o menos severos en tu salud.
Seguro
que eres maníacamente cuidadoso con tu higiene corporal, ¿por qué
vas abandonar tu higiene mental?
Deja que te ayudemos a manejar sanamente ese monstruo de nuestro tiempo y tu salud te lo agradecerá.