Publicado: 23 de Diciembre de 2016
Seguramente estaréis de acuerdo conmigo en que la navidad es uno de esos momentos en que las fantasías de una familia perfecta pueden estallar dejando un caos emocional por el suelo y una composición más cercana a lo que las familias son, en realidad. Y si se trata de uno mismo, los placeres de sentirte independiente pueden verse de repente empañados por la idea de gente flotando alrededor en una especie de burbuja –de- amor navideña. No necesitas ser de esos tipejos que no quieren a su familia, ni tampoco tienes por qué sentir un especial desencuentro con el tiempo navideño, pero, seamos honestos, muchas veces la tensión se masca. Miembros de la familia que a lo largo del año se evitan intencionalmente se ven obligados por la circunstancia a unos momentos de proximidad largos y aderezados por el alcohol que, con su poder desinhibidor y lubricante de lenguas, contribuye a configurar un espacio propicio para la deflagración. En cualquier momento, ese invasor ideal de cómo las cosas deberían ser, puede darse de bruces contra los límites de lo que en realidad son, y esta hiato produce ansiedad y estrés. Este tipo de estrés perjudica tu microbiome seguramente tanto como los antibióticos, el azúcar o las toxinas ambientales. Manejar el estrés es tan importante como manejar tu dieta.
Qué puedes hacer entonces para minimizar los riesgos de este escenario?, para proteger tu valioso medio ambiente interior ? Bien, permíteme presentarte unos trucos que pueden ayudarte a manejar este desafío estacional.
-Círculo de control. ¿Qué hay dentro? Hazte con un folio y dibujo un gran círculo. Alrededor de los bordes del círculo anota todas las cosas que seas capaz de sentir ahora mismo que te están afectando: finanzas, salud, familia, estudios, tráfico, sueño. Es probable que no puedas controlarlo todo. Estas cosas te están sucediendo a ti. Bien, ahora imagínate cualquier deportista de alta competición, un gimnasta a punto de dar el salto final del aparato, un saltador de pértiga frente al último intento de batir un record. Pueden estar experimentando un abanico de inevitables estreses similares de su entorno vital. Pero no pueden permitirse el lujo de que estos les afecten en su estado de concentración, lo que les conduciría al fracaso con toda seguridad. ¿Cómo se las arreglan, entonces? Cómo se maneja esta gente bajo presión? Veámoslo: Dentro de tu círculo grande dibuja un círculo pequeño. Ahí van a estar las cosas que puedes controlar. Es tu círculo de control, Pero, ¿qué es lo que hay dentro?, qué es lo que puedes controlar tú cuando todo afuera parece estar conspirando para volverte loco?. Tres cosas:
RESPIRACIÓN Estés donde estés, hagas lo que hagas, la respiración está siempre contigo. Es el atajo más rápido para cambiar tu estado de estrés. La respiración de la ansiedad, del miedo, es superficial, y contribuye a empeorar tu estado. Por el contrario respirar con conciencia de ello de lentamente y profundamente tiene efectos inmediatos y positivos en tu estado. Intenta llenar de aire tu abdomen como un balón y luego suéltalo lentamente. Practícalo varias veces. Puedes ayudarte colocando tu mano en la barriga y experimentando como tu abdomen se infla y se afloja.
-FOCALIZA TU ATENCIÓN Si tienes un foco a mano puedes dirigirlo hacia donde tu quieras. Lo mismo pasa con nuestro cerebro, con la diferencia de que un cerebro sano tiene la tendencia a dedicar más atención a lo que entiende como peligroso, y esto no tiene nada de malo, es una tremenda ventaja desde el punto de vista evolutivo. Lo que sucede es que esta inercia ya tiene poca función en nuestra manera de vivir actual. Hay pocos pocas amenazas objetivas contra nuestra integridad, por lo que mantener un balance compensado en nuestras perspectivas resulta altamente más sano. Conseguir esto no resulta fácil. Viene a ser una cuestión de entrenamiento al igual que lo haces con todos los demás músculos de tu cuerpo. Y, qué ejercicios nos ayudan?
-LAS PREGUNTAS QUE NOS HACEMOS Una parte de tu cerebro es un preguntador constante e impertinente , ,está en un permanente dialogo consigo mismo Con frecuencia las respuestas a estas preguntas son la antesala de un estado de ánimo ansioso y negativo. Preguntas como:
-¿por qué todo se vuelve comprar en navidad?
-¿cómo voy a permitirme todo este gasto extra?
-¿Por qué siempre me pasa esto a mi?
-¿Qué hice yo para merecer esto?
-¿Seguro que saldré de esto sin volverme loco?
Cuando te preguntas este tipo de cosas, tu cerebro disciplinadamente se esfuerza en buscar las respuestas y cuando las encuentre te va a presentar un menú de respuestas tóxicas que te llevarán indefectiblemente a un estado negativo.
¿Cómo enfrentarme a esto?
Hazte preguntas de buena calidad, igual que te procuras alimentos de calidad para tu cuerpo. Una pregunta de buena calidad es la que se basa en una premisa positiva. Tu cerebro, al igual que con las otras preguntas sigue obedientemente tu instrucción buscando respuestas, pero la premisa positiva le inclinará a encontrar las respuestas que contribuirán a colocarte en un mejor estado de ánimo. Preguntas como:
-¿Qué es lo que más me ilusiona de la navidad? ( Ojo ¡ si lo que te preguntas es : me ilusiona la navidad? tu cerebro con la instalación dispuesta para descubrir peligros, con mucha probabilidad te conteste: No!)
-¿Qué es lo que más me apasiona compartir?
-¿Qué es lo mejor para mí para encontrarle significado a esta situación?
-¿Qué es lo que hace que me sienta más agradecido?
Las preguntas que te hagas a ti mismo, las cosas a las cuales elijas focalizar tu atención y tu respiración, están todas dentro de tu círculo de control.
Concentra tus energías en hacer una buena gestión de estas cosas y encontrarás sorprendentemente feliz, incluso en medio de este caos navideño.
Os deseo unas felices y tranquilas vacaciones.